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miércoles, 16 de noviembre de 2011

¡SOMOS JOVENES!



Lo normal es que hagamos el gamberro, nos emborrachemos hasta vomitar, cometamos locuras, le robemos el coche a nuestro padre y desaparezcamos durante días. Lo normal es correrte juergas que duren semanas. Lo normal es irte de casa con 20€ por cualquier discusión estúpida y que tu tía solterona llame a tus padres tres días más tarde contándoles que te has instalado en tu casa para ver cuando te largas de vuelta a la tuya. Lo normal es atiborrarte de comida basura, pizza fría de desayuno y un par de bolsas de gominolas de cena. Lo normal es hacer el vago hasta el límite de limpiarte el culo con papel de cocina porque ninguno de tus compañeros de piso se ha molestado en ir a comprar papel higiénico. Lo normal es que llegue una etapa de tu vida en la que cultives maría porque te sale más barata que comprarla y tus amigos ya se han cansado de invitarte a porros. Lo normal es intentar ligarte al tío/a bueno/a de la clase y hacer apuestas acerca de quién echará más polvos en un mes sin repetir con la misma persona. Lo normal es llegar a casa a las 11 del día siguiente con una cogorza con la que no te acuerdes ni dónde estabas hace cinco minutos. Lo normal es acabar metiéndote en un cisco del 15 del que no sabes ni como salir si no es a ostias por culpa de algún colega y tener algún tropiezo con la policía. Lo normal es ver porno hasta hartarte. Lo normal es tener una época en la que te vistas más andrajoso que un vagabundo y de cada cuatro palabras que digas, tres sean tacos. Lo normal es tirarte de 24 horas, 25 en internet, haciendo el payaso un rato y metiéndote en todo tipo de páginas con tal de no tener que hacer alguna otra cosa. Lo normal es discutir con tus padres día sí y día también mientras tus amigos lo son todo. Lo normal es no pedir permiso, y que tus padres ni se enteren de tatuajes y piercings que llevas.
Si no fuera lo normal nuestros padres jamás lo hubieran hecho ni hubieran pensado en hacerlo. Si no fuera lo normal, nuestras madres no serían capaces de predecir el futuro como esas veces que te sueltan "espero que vengas antes de X hora..." o "ya verás si te marchas lo rápido que vuelves a casa"; si no fuera lo normal, nuestras madres no encontrarían absolutamente todo lo que escondemos de ellas. Si no fuera lo normal, no tendrían que ponernos límites porque no esperarían que hiciéramos ninguna de estas cosas. Es lo normal, porque es algo que si no hacemos ahora, nunca podremos hacer. Es una etapa por la que todo el mundo tiene que pasar si quiere llegar a ser alguien normal.

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